El FLÚOR es un compuesto mineral natural que se encuentra en el agua y en muchos alimentos, en distintas concentraciones. Se incorpora a nuestro organismo por vía digestiva, mediante su absorción y distribución por la sangre. Se deposita principalmente en los tejidos duros (huesos y dientes) y el resto es eliminado por vía renal.
El flúor se incorpora al esmalte de los dientes de forma diferente según el periodo de desarrollo en el que éstos se encuentren:
- En el diente en formación, sin erupcionar aún, la incorporación se hace a través de la sangre. El flúor llega a la pulpa del diente y estimula la formación de un esmalte más resistente.
- En el diente formado y erupcionado, se incorpora a la superficie del diente.
En la boca hay bacterias que producen ácidos que dañan el esmalte del diente debido a los azúcares que comemos. Se ha comprobado que el flúor inhibe la desmineralización de las piezas dentarias y potencia la remineralización , formando fluoruro de calcio.
El 96 por ciento del esmalte dentario está formado por hidroxiapatita. La interacción del flúor con esta molécula promueve la formación de fluorapatita, que es más resistente al ataque ácido de las bacterias cariógenas. Por eso, el uso racional de fluoruros es una de las medidas más efectivas para la prevención de la caries.
Formas de administración:
- Sistémica: Se ingiere (agua, alimentos…)
- Tópica: Se aplica tópicamente sobre la superficie de los dientes.
- -Uso individual: pastas dentales y colutorios. Estos últimos pueden ser de uso diario o uso semanal.
- -Uso profesional: geles y barnices.
El aporte de flúor por sí sólo no puede prevenir la caries dental, es sólo algo necesario para mantener una buena salud oral. Se necesita, además, una correcta higiene dental, llevar una dieta saludable, evitando azúcares, y acudir al dentista periódicamente.
